El Rey Msawatti parece reirse del silencio de los y las multiculturalistas y feministas occidentales.
¿Llegaremos a ver estas manifestaciones culturales en algún país europeo?
El rey convoca a miles de jóvenes vírgenes y solteras de este país a bailar durante dos días, con el pecho descubierto, para mostrar que además de ser buenas bailarinas, son la mejor candidata para casarse con el monarca.La tradicional “Danza de los Juncos” reúne todos los años a decenas de miles de adolescentes y jóvenes que durante dos días cantan y bailan con los pechos descubiertos para mostrar su feminidad, vestidas con ropas que llevan los colores de la bandera nacional. "No me importa para nada enseñar mis pechos, es algo de lo que todos aquí nos sentimos orgullosas, todas lo hacen, y eso nos hace femeninas", dice una de las jóvenes, Zila Gwebu, de 19 años a la agencia “EFE”.Las chicas llevan prendas amarillas, rojas y azules, portan machetes, antorchas o escudos guerreros, y también cañas de tres o cuatro metros que han recogido en los últimos días. En un principio, la idea de esta tradición era que todas las participantes se abstuvieran de tener sexo hasta que estuvieran en edad de casarse.El rey Mswati III suele utilizar esta ceremonia para escoger esposa aunque ya tiene doce y además una descendencia de 27 hijos. Esta danza tiene lugar todos los años y la fecha es elegida por los líderes tribales, según la posición de la Luna y las estrellas, en una fiesta que, con sus prolegómenos, se extiende por ocho días.A causa de la pobreza que afecta a las tres cuartas partes de la población suazi, muchas jóvenes ven este baile como la posibilidad de escapar a la miseria por una ruta del bienestar si el rey logra fijarse en ellas. Pero en “La Danza de los Juncos” no todas las niñas quieren llegar a ser reinas, y muchas vienen aquí movidas por otros intereses. "Yo no busco la atención del rey, vengo porque es parte de nuestra cultura y me encanta y quiero seguir bailando por lo menos cuatro años más", dice Samelisiwe Dlamini, que participa en esta ceremonia desde hace seis años.Pero como toda tradición, tiene sus seguidores y sus detractores. Uno de estos últimos es Thelie Nwgubane, madre de una de las chicas participantes en el baile y esposa del secretario privado del Ministerio de Asuntos Exteriores. "Es algo cultural que ya estaba cuando yo era niña. Pero, al reunirse tantas niñas, atraen a muchos hombres que buscan sacar ventaja teniendo sexo con ellas, con el riesgo de que les contagien el sida", dice Nwgubane. Suazilandia, un país con 1,1 millones de habitantes, tiene cerca de 220.000 personas infectados con el virus del sida, lo que representa la tercera parte de la población adulta, según el último informe de la ONU. (Resumen de agencias).
El rey convoca a miles de jóvenes vírgenes y solteras de este país a bailar durante dos días, con el pecho descubierto, para mostrar que además de ser buenas bailarinas, son la mejor candidata para casarse con el monarca.La tradicional “Danza de los Juncos” reúne todos los años a decenas de miles de adolescentes y jóvenes que durante dos días cantan y bailan con los pechos descubiertos para mostrar su feminidad, vestidas con ropas que llevan los colores de la bandera nacional. "No me importa para nada enseñar mis pechos, es algo de lo que todos aquí nos sentimos orgullosas, todas lo hacen, y eso nos hace femeninas", dice una de las jóvenes, Zila Gwebu, de 19 años a la agencia “EFE”.Las chicas llevan prendas amarillas, rojas y azules, portan machetes, antorchas o escudos guerreros, y también cañas de tres o cuatro metros que han recogido en los últimos días. En un principio, la idea de esta tradición era que todas las participantes se abstuvieran de tener sexo hasta que estuvieran en edad de casarse.El rey Mswati III suele utilizar esta ceremonia para escoger esposa aunque ya tiene doce y además una descendencia de 27 hijos. Esta danza tiene lugar todos los años y la fecha es elegida por los líderes tribales, según la posición de la Luna y las estrellas, en una fiesta que, con sus prolegómenos, se extiende por ocho días.A causa de la pobreza que afecta a las tres cuartas partes de la población suazi, muchas jóvenes ven este baile como la posibilidad de escapar a la miseria por una ruta del bienestar si el rey logra fijarse en ellas. Pero en “La Danza de los Juncos” no todas las niñas quieren llegar a ser reinas, y muchas vienen aquí movidas por otros intereses. "Yo no busco la atención del rey, vengo porque es parte de nuestra cultura y me encanta y quiero seguir bailando por lo menos cuatro años más", dice Samelisiwe Dlamini, que participa en esta ceremonia desde hace seis años.Pero como toda tradición, tiene sus seguidores y sus detractores. Uno de estos últimos es Thelie Nwgubane, madre de una de las chicas participantes en el baile y esposa del secretario privado del Ministerio de Asuntos Exteriores. "Es algo cultural que ya estaba cuando yo era niña. Pero, al reunirse tantas niñas, atraen a muchos hombres que buscan sacar ventaja teniendo sexo con ellas, con el riesgo de que les contagien el sida", dice Nwgubane. Suazilandia, un país con 1,1 millones de habitantes, tiene cerca de 220.000 personas infectados con el virus del sida, lo que representa la tercera parte de la población adulta, según el último informe de la ONU. (Resumen de agencias).
1 comentario:
Lo realmente curioso es que todavía haya vírgenes por el mundo adelante, nada más y nada menos que 70.000!!!. Increíble.
No obstante, si nos fijamos en la foto, me parece que alguna anda un poquito entradita en años para ser considerada como tal...
Sospechoso.
En fin, supongo que hasta a los Reyes les "dan el palo".
Para cuando una danza de mozalbetes?, la igualdad ante todo.
Publicar un comentario